lunes, 19 de mayo de 2014

EL CIEN


LOS GRANDES DEL CINE 



EL CINE MUDO

La historia del cine como espectáculo comenzó en París, el 28 de diciembre de 1895. Desde entonces ha experimentado una serie de cambios en varios sentidos. Por un lado, la tecnología del cinematógrafo ha evolucionado mucho, desde el primitivo cine mudo de los hermanos Lumière, hasta el cine digital del siglo XXI. Por otro lado, ha evolucionado el lenguaje cinematográfico, incluyendo las convenciones del género, creando así los géneros cinematográficos. En tercer lugar, ha evolucionado con la sociedad, surgiendo así distintos movimientos cinematográficos y cinematografías nacionales.



 GRANDES FIGURAS DEL CINE MUDO 


 Harry Lagdon. El niño sonámbulo

Frank Capra siempre atribuyó su caída a una egolatría mal gestionada. Al parecer, el cómico quiso volar solo y separarse de su mentor, pero, como en una versión agria de sus comedias, en el horizonte solo hubo tropiezo y batacazo.
 



                                                 Buster Keaton. La risa va por dentro.

  Fue uno de los maestros del cómico mudo que peor llevó el paso al sonoro. Sus problemas con el alcoholismo convirtieron buena parte de su vida en una caída libre sin geometría alguna. Por suerte, algunas almas cómplices esperaban al final del túnel: el ya mencionado Samuel Beckett, Rod Serling (que le dedicó un inolvidable episodio de En los límites de la realidad) y Richard Lester, que le reservó un circuito peripatético en Golfus de Roma (1966).

 

Fatty Arbuckle. El orondo trágico.

inventó las peleas con pastel de nata y fue un auténtico maestro en el salto con voltereta hacia atrás, rematado en caída de culo que hubiese sido sonora si el cine también lo hubiese sido por entonces. 

 
Harold Lloyd. La ciudad contra él. 

Sus gafas de concha, su sonrisa inmaculada y su porte atildado le permitieron trazar un arquetipo condenado al éxito sin límites: el cómico con el que cualquiera se podía sentir identificado, un espejo amable del hombre común sometido a los nuevos peligros de un entorno urbano convertido en circo de tres pistas sin redes de protección. Encarnó algo parecido a la idea platónica que todo tipo de a pie tiene de sí mismo: optimista, enérgico, con ganas de gustar y secreta madera de héroe. 

 


Charles Chaplin. Corazón y compromiso

Un gigante. Uno de los iconos universales del siglo XX. Chaplin  fue el cómico más autoconsciente de su altura como cineasta y, también, el más preocupado por la forma. Charlot (el vagabundo con bombín, bastón flexible y pantalones atados con una cuerda) le garantizó la inmortalidad, aunque hoy casi nadie recuerda que el personaje tuvo un primer esbozo como tipo encanallado y desagradable. Un movimiento táctico en el momento preciso le permitió descubrir que el tipo de fama que anhelaba necesitaba... corazón.





Charley Bowers. El cómico patafísico.

fue historietista antes que bufón, pero su paso por el slapstick dejó un ramillete de maravillosas extravagancias que, durante años, se creyeron perdidas. Efectos y animación tenían un papel esencial en sus cortos, con invenciones ponían en marcha la trama.


DVD: Maestros del Cine Cómico (Llamentol).



 Stan Laurel y Oliver Hardy

El Gordo y el Flaco o, lo que es lo mismo, la idea visual más sencilla, eficaz y contundente en la historia de la comedia de parejas.en la que no dejaba de estar presente la reivindicación de la inmadurez viril como estado ideal, la violencia física y los subtextos homófilos. 


 
 Max Linder. Y si Chaplin fuera francés...

 fue el primer galán cómico, perpetuamente sumergido en el enredo. Hizo prematuro mutis por el foro, mediante un pacto suicida con su esposa que se hizo efectivo en 1925.



 Mack Sennett. El inventor del slapstick

  Fatty lo pinta como un tipo arrogante, grosero y de aliento apestoso, pero sus comedias con los Keystone Kops inventaron el slapstick. Sennett descubrió a algunos de los más grandes e instituyó la persecución como sinfonía cómico-caótica de eficacia universal.
 

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